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Si algo caracteriza a nuestra era es el movimiento, vivimos deprisa, hasta los ancianos y los niños padecen episodios de estrés, y nerviosismo. Nunca en otras generaciones había habido tantas patologías relacionadas con la “prisa”.
 
Sin embargo, el camino del bienestar empieza con la toma de conciencia, con el contacto con uno mismo y con nuestro ambiente, presente, en el aquí y ahora.
 
Necesitamos poner orden en nuestra vida, conectar con los intereses que realmente nos mueven, con nuestras verdaderas necesidades (no impuestas) y aceptar la vida tal y como se nos presenta, tomar contacto con nosotros mismos y con el mundo, sin exigencias. Cambiar lo que debo hacer por lo que quiero hacer, ser auténtico conmigo mismo, sin trampas, amarme como soy y amar a los otros por lo que son, no por lo que deberían o podrían ser.
 
Hemos pasado del sentir y el vivir al pensar. La realidad es la que es, pero la manera de abordarla es única y personal, el bienestar no depende de los hechos sino de la actitud personal.
 
Este taller es una invitación al trabajo vivencial, conectando con nuestro cuerpo a través de los sentidos, para ponernos en contacto con nosotros y nuestras necesidades, y explorar cómo nos relacionamos con nosotros y con el mundo, desde una escucha activa, y una actitud de apertura, respetando los distintos ritmos del darse cuenta, utilizando la música, el juego, el baile, el trabajo individual y grupal.